¿POR QUÉ TODOS ME MIRAN LA CABEZA? El velo de Abdel Fattah



     Lo cierto es que lo primero que atrajo mi atención del libro fue la portada: una mujer joven cuyo rostro se parte por el final de la página y de la cual sólo se ven sus ojos y su pelo completamente tapado con un pañuelo; pero el título también me resultó llamativo: "¿Por qué todos me miran la cabeza?"; y cuando comprobé que el nombre de la autora era árabe todo el conjunto adquirió de pronto sentido, pero no por ello dejó de interesarme sino al contrario.

     Y el libro no me defraudó, porque aunque es un libro escrito con el estilo y para las sensibilidad de los adolescentes, realmente es interesante en general para cualquiera por el tema que aborda.
     La protagonista, Amal, narra en primera persona sus vicisitudes cuando en plena adolescencia, asistiendo a un instituto laico de la ciudad de Melbourne, y sin que nadie la obligue a ello (más bien sus padres intentan suavemente disuadirla) toma la decisión de llevar el velo islámico. 
     A primera vista puede parecer que la autora nos va a vender un panfleto en pro del uso del hiyab, pero esto es quedarse sólo en la superficie. No se trata para nada de eso. La autora, que ya ha escrito otros libros de literatura juvenil sobre temas de actualidad, ha decidido hacer una obra autobiográfica y poner a los lectores occidentales dentro de los problemas personales, dudas sobre su aspecto físico, conflictos en sus relaciones e incomprensión social que sufre una joven casi niña musulmana que decide hacer manifiesta externamente su creencia religiosa; y como poco a poco los va superando, hasta sentirse bien consigo misma, no con poco esfuerzo.

     Además la obra no sólo trata de "su caso", una joven que elige libremente, sino de los de otras musulmanas (amigas suyas) que se encuentran en casos diferentes, como Leila, la cual no tiene la suerte de Amal, sus padres no son intelectuales abiertos de miras que quieren que su hija se integre, estudie y adquiera una independencia personal, sino todo lo contrario, son los musulmanes que confunden la religión islámica con la defensa casi fanática de costumbres anticuadas, por lo que controlan en exceso a su hija, la posponen como hembra al desocupado y agresivo hermano varón y sólo calculan su futuro viéndola como inmediata esposa y madre de otro musulmán aferrado a las antiguas tradiciones: cerrazón al mundo moderno y control férreo sobre la mujer. Por eso la historia de Leila alcanzará extremos dramáticos.
Yasmeen es el otro "caso": un tipo de adolescente también musulmana que ha decidido guardar su religión y sus costumbres para la más estricta intimidad, sin que ello la haga peor como ser humano ni como amiga, sino que, simplemente, ella es quién ha tomado otra opción, igual de buena y respetable que la de Amal.
     
     Tras esto vemos que el gran obstáculo, la gran contraindicación que ve la autora para usar el hiyab es que su uso se imponga de forma "obligada" a las adolescentes, que no sean ellas las que tomen la decisión libre y voluntaria de ponérselo tras haber meditado claramente todos sus inconvenientes.
Luego están los demás, y digo los demás, no los "otros", es decir, los que no son musulmanes. Porque para Amal los no musulmanes no son "otros", sino sus amigos, sus compañeros, sus profesores, la gente que vive, desea vivir y la quiere y aprecia, igual que ella les aprecia a ellos. Analiza y asume de estos sus reacciones, sus opiniones sobre el hiyab, la aceptación o no de compromisos con ellos por el uso del velo, y va solucionando los problemas que puede, y adquiriendo madurez en medio de sus decisiones y de su inseguridad. Exactamente como cualquier adolescente de cualquier parte del mundo, creo yo.
     La novela es por todo esto, sobre todo un testimonio: De hecho en una entrevista publicada en una revista digital, cuando se le pregunta sobre hasta qué extremo es autobiográfica su obra, Randa contesta:
"Mucho se inspira en sucesos de mi propia vida, porque soy australiana-egipcia-palestina, me considero con una identidad híbrida, por eso he tenido que trabajar tanto para reconciliar todas mis identidades unas con otras.
"Yo también vestí el hiyab cuando era más joven, por eso tuve a la gente escupiéndome y gritándome "terrorista"; o gritándome cosas cuando pasaban a mi lado desde los coches. Por eso he usado estas experiencias para el personaje de Amal, y para cómo ella maneja los prejuicios de allá afuera.
"También fui a una escuela católica en Primaria y luego a una islámica en secundaria como Amal, y luego elegí una educación laica, y mucho de todo ello se basa en mi vida. "De:http://www.abc.net.au/rollercoaster/therap/interviews/s1451590.htm)

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